Principios de la Orden Sufi Naqshbandi
LOS ONCE PRINCIPIOS DEL SENDERO NAQSHBANDI
Los primeros ocho principios son de ‘Abd
ul-Khaliq Ghujduwani (1220) Los tres últimas premisas fueron agregadas
por Baha ad-din Naqshband (1390).
1. Estar conciente de la respiración/ conciencia del momento presente
(Hûsh dar dam)
“Cada respiración que se exhala desde el
interior debe ser emitida conciente y atentamente, de modo que la mente
no se pierda en el olvido”.
Bahâ’ud-dîn Naqshband dijo: “La base del
progreso en esta senda se fundamenta en la respiración. Cuanto más
capaz es uno de estar conciente de la propia respiración, más fortaleza
tiene su vida interior. El estado del momento presente de uno debe ser
observado en cada respiración, sin distraerse pensando en el pasado o en
el futuro. Mientras se inhala y exhala, el intervalo entre ambas
respiraciones debe ser observado, de modo que ni la inhalación ni la
exhalación ocurran descuidadamente”.
A medida que el buscador o peregrino
espiritual ejercita su vigilancia en el momento presente, por ejemplo
recordando su respiración, su atención se fijará y se concentrará en
cada respiración, hasta que esta se acabe.
Sa’d ud-dîn Kâshgarî agregó: “Hôsh dar
dam es acompañar la respiración atentamente sin caer en distracciones,
manteniendo el recuerdo de lo Real en cada inspiración que tomemos”.
El Sheikh Abul Janab Najmuddin al-Kubra
en su libro Fawatih al- Jamal (Las eclosiones de la belleza) escribió
sobre el Dhikr, recuerdo de Dios durante la respiración, y sobre el
secreto de la respiración: “La invocación fluye de la respiración de
todos los animales [y humanos], lo deseen o lo rehúsen; ascienda o
decaiga su aliento. En cada hálito se eleva y desciende el término “ha”,
que es el nombre de Dios. Waw, última letra vocalizada con el alif ‹en
el nombre huwa (Él) ‹es el nombre del espíritu; parte de los servidores
de la esencia y permite alcanzar la unión [con Dios]. El término ha [de
la respiración] es el mismo que se encuentra en el nombre Allâh. La
letra alif y la doble lam sirven para establecer y redoblar la
determinación, respectivamente.”
En el Rashahât ‘Ain al Hayât se lee que:
La ‘ha’ en el Divino nombre ‘Allâh’ es el mismísimo sonido que todos
nosotros realizamos en cada respiración. Las otras letras (deletreadas
en árabe: alif y lâm duplicada) representan un artículo definido
intensificado que sirve para enfatizar la Singularidad de Allâh. La
parte esencial del Divino Nombre es por esta razón la ‘ha’, la cual
automáticamente acompaña cada respiración de todo ser vivo. Toda la vida
depende en la constante pronunciación de ese noble Nombre. Y al
buscador de conocimiento profundo le es fundamental reconocer este hecho
sutil y mantener la conciencia de estar con Allâh en cada respiración.
Por mucho tiempo se ha pensado que el
alma se encontraba en la respiración. “Los primeros pensadores
visualizaban el alma sensorialmente como el cuerpo de respiración”.
Estar atento a cada respiración nos hace tornar concientes del alma y
del cuerpo interno, o esencia, el cual pertenece al momento presente.
En el sendero espiritual de los
Khwajagan, estar concientes durante la respiración es uno de los
principios más importantes. Los que recorren este camino, consideran que
es una gran trasgresión volverse inconsciente del respirar.
2. Presta atención a tu paso
(Nazar bar qadam)
Dirígete constantemente hacia tu objetivo.
Sa’d ud-din Kashghari agregó: “Vigilar
tus pasos significa que cuando el buscador espiritual se traslada de un
lado a otro debe atender solamente a la punta del pie que da el paso,
sin distraerse con aquello que no debiera mirar”. Cuando la atención del
principiante es atraída hacia los colores y formas fuera de sí mismo,
su estado de recuerdo lo abandona y se estropea, y él o ella pierden su
objetivo. Esto se debe a que al comienzo del viaje el buscador
espiritual no tiene el poder del “recuerdo del corazón”, entonces cuando
su vista cae sobre los objetos, su corazón pierde la conexión y su
mente se dispersa.
Vigilar el paso también puede referirse a
prestar atención a las circunstancias, sintiendo cuando es el tiempo
indicado para la acción, cuando es el tiempo de inacción y cuando es
necesario establecer una pausa. Algunos han dicho que Nazar bar qadam es
una expresión que se refiere a la sabiduría natural de la disposición
de uno.
Fakhr ud-Din Kashifi comentó: “Nazar bar
qadam alude al camino que el peregrino recorre a través de los estadios
de desapego de su existencia, y de abandono de su egocentrismo y
egoísmo.
De estas tres interpretaciones, la
primera se refiere a como debiera el principiante poner en práctica este
aforismo, la segunda se refiere a aquellos que se hallan a mitad de
camino y la tercera a es para los que están alcanzando su objetivo.
3. El viaje de retorno al Hogar
(Safar dar watan)
Tu viaje es hacia tu Hogar. Recuerda que
estás trasladándote desde el mundo de la ilusión hacia el mundo de la
realidad. El peregrino va desde el mundo de lo creado o creación, al
mundo del Creador.
El viaje de retorno al Hogar es la
transformación que saca al ser humano de su estado de sueño subjetivo
para que pueda cumplir su destino divino.
En el Rashahat-i ‘ayn al-haya dice: “[El
viaje se refiere al] recorrido que el buscador espiritual realiza
dentro de su propia naturaleza humana. En otras palabras, él o ella pasa
de las cualidades humanas hacia las cualidades angélicas, cambiando lo
censurable por lo loable”.
El sheikh Ahmad Sirhindî (1624) comentó:
“Esta expresión bendita [recorrer la tierra natal] significa viajar
dentro de uno mismo. La fuente del resultado yace en poner la [práctica]
final al principio, lo cual es una de las características del Sendero
Naqshbandi. Y a pesar de que este auto-recorrido también puede
encontrarse en otras tariqas, o escuelas de sufismo, en ellas esta
práctica se encuentra en la etapa final, después de haber ‘viajado por
los horizontes’ [refiriéndose a los versos del Corán (41:53): “Les
mostraremos Nuestros signos en los horizontes y en ellos mismos hasta
que sepan que Él es lo Real”.]
“Viajar por los horizontes” es
trasladarse de un lugar a otro. Al principio del camino espiritual,
puede significar dejar el hogar para encontrar a un maestro espiritual.
En generaciones pasadas, también se usó este principio cuando había
necesidad de romper con las ataduras a nivel de confort, lugar y hábito,
cuando el peregrino se había instalado, acostumbrado y familiarizado
con un lugar y su gente. Ellos elegían viajar para experimentar el
vaciamiento total.
Safar dar watan significa viajar dentro
de uno mismo, observándose, examinando las reacciones propias, y viendo
cómo estas actúan sobre uno.
Esto refleja la importancia que el sendero Naqshbandi pone en sobre los estados, estadios y procesos internos.
Sé un residente en lo externo y deja que tu corazón sea el que viaje. Viajar sin piernas es el mejor modo de viajar.