¿Alguna vez te has planteado qué podrías hacer para mejorar tu día a
día, salir de la rutina y los agobios del entorno y tratar de conocerte mejor a
ti mismo? Alfredo Rey lo hizo hace unos años cuando decidió emprender
un enriquecedor viaje a la India que le haría comprender la necesidad de conectar
con nuestro yo para evadirnos de las presiones y ser capaces de cambiar todo aquello que nos hace sentir infelices.
Rey, biólogo, coach personal, viajero y emprendedor, recoge en
su libro Planeta India (Plataforma Editorial) algunas de las
principales enseñanzas que aprendió en sus diferentes viajes al que ya se ha
convertido en su segundo hogar. Aprendizajes que podemos poner en
práctica en nuestras vidas sin necesidad de tener que desplazarnos a
un país lejano y que, confía, nos ayudarán a ser más felices.
El objetivo no es otro que darle menos importancia a lo que tenemos en
la cabeza, a todas esas creencias, hábitos y costumbres que nos condicionan,
para tratar de alcanzar la felicidad desde la simplicidad y el
encuentro con uno mismo. “Uno de mis mayores aprendizajes en la India fue
comprender que todo es más fácil, que somos nosotros los que complicamos
las cosas a través de nuestra mente”, explica Rey en una entrevista concedida a
ACyV.
Un libro pensado para ayudar a sentir, pensar o
actuar de forma diferente en el que el autor parte de la idea de que
al estar en un lugar completamente diferente se puede cambiar la forma de ver
las cosas y encontrarnos con nuestro verdadero yo. Pero, ¿cómo hacerlo sin
salir de nuestra realidad cotidiana?
Se acabaron los porqués: la importancia de la aceptación
Como viajero, cuando empezó a recorrer diferentes países del mundo, se
dio cuenta de que había muchas cosas que no era capaz de explicar con la
razón: “Tenía dos opciones, o me convencía a mí mismo de que eso no había
pasado, o empezaba a asumir que había cosas que no podía explicar
por muy científico y muy biólogo que fuera”.
No tratar de dar una explicación racional a todo lo que nos ocurre y dejar
de analizar las creencias y pensamientos de los demás trasladándolos a
nuestra realidad conocida –o enseñada–, nos ayudará a estar más tranquilos y
ser más respetuosos con los demás y con nosotros mismos. “Ya no me planteo el
porqué de cosas que podrían parecerme raras como alguien que dice que su
maestro le habla en el interior, gente que ve espíritus… Quién soy yo para
decir lo que ven o no”. En la aceptación de los demás encontraremos la nuestra.
El no juicio y el fin de las etiquetas
“La aceptación tiene que ver con el no juicio: lo que no juzgo
me es más fácil aceptarlo”, explica Rey. El también profesor de yoga y
meditación cree que “una de las cosas que más sufrimiento o infelicidad
nos produce es el estar juzgando continuamente, no solo a las personas sino
también las situaciones”.
En general, cuando ocurre cualquier cosa directamente pensamos
si es bueno o malo y si lo etiquetamos como negativo es cuando empieza
a hacernos daño: “A veces a los dos días nos damos cuenta de
que en realidad no era malo pero ya nos hemos comido los dos o tres días de
sufrimiento”, explica.
En muchas ocasiones lo que nos produce dolor o daño no es lo que está
sucediendo sino los juicios y las etiquetas que ponemos a las situaciones y
personas. Partiendo del no juicio y dejando de categorizar y etiquetar
lo que nos rodea, aprenderemos a ver más allá de lo que las creencias
–personales o sociales– nos impiden conocer.
La transformación del ser: meditar y conectar con nuestra esencia
Uno de los grandes aprendizajes sacados de sus estancias en la India es
la capacidad de conectar con su esencia. “Cuando conectas
con esa esencia que es sinónimo de felicidad, de paz, serenidad incluso
de sabiduría, transciendes a la mente, a todo ese lío mental que
tenemos de pensamientos, creencias, emociones, fantasías y te encuentras con tu
yo”.
“Meditar es la forma más directa de conectar con nuestra
esencia”. Con su práctica podemos identificar y separar las diferentes
capas que recubren nuestra mente: aprendizajes, hábitos, emociones
o condicionamientos. Para llegar a nuestra esencia a través de la
meditación “hay que ir quitando capas e ir aprendiendo a no poner
nuevas”, enseña Rey.
Así, meditar es conectar con la realidad:
“no salir de la realidad sino de todo lo que hay en la mente para poder
observar las cosas como son realmente” y llegar a nuestra esencia. “No
conozco a nadie que se arrepienta de haber empezado a meditar”, insiste Rey.
Sólo existe el presente (y hay que vivirlo)
“Sólo existe el presente: el pasado no existe porque ya da igual lo que
haya sucedido y el futuro nos lo inventamos”, explica Rey. En el pensamiento
indio, tanto el futuro como el pasado sólo existen si los traemos al
presente.
“No hace falta traer el futuro al presente, pero ya
que te imaginas algo, intenta que sea bueno porque para qué traer inventos
negativos si sólo van a hacerte daño ahora”, explica
Rey.
Respecto al pasado, hay que tener en cuenta que ya no
existe como realmente fue: “Algo que sucede en el pasado lo archivamos con
nuestro sistema de creencias y el estado emocional que tenemos en ese
momento. Recordarlo es traerlo al presente pero a un aprendizaje,
creencias y emociones diferentes”.
A la mayor parte de las personas les cuesta abandonar este pensamiento
de imaginar el futuro y recordar el pasado. Así que si te empeñas en traer
cosas sólo tráete sólo lo bueno porque al final afecta a tu
bienestar.
Aplica el cambio de observador
“Vivir en la India a mí me ha ayudado a cambiar el tipo de observador,
siempre me doy cuenta de que hay muchísimas formas diferentes de ver la
vida”, nos comenta Rey. Aprender a confrontar la individualidad
frente a lo grupal para empatizar y entender otros puntos de vista nos
ayudará a acercarnos a nosotros mismos y a los demás.
Al ser capaces de entender que lo que nosotros vemos como un
problema puede ser una nimiedad desde otro punto de vista, cambiando el
observador de nuestra vida y lo que nos rodea, estaremos más cerca de la felicidad y la plenitud de nuestro yo.
Desidentificarte con el entorno
El entorno es importante y nos influye “pero eres más
importante tú que el entorno”, insiste Rey. Para encontrar nuestro
silencio interior evadiéndonos de los ruidos, problemas o presiones que nos
rodean, es fundamental dejar de identificarnos con lo que nos rodea.
Las dos de las formas de
cultivar ese silencio interior “son la meditación y hacer varias paradas a lo
largo del día en las que dejes de estar arrastrado por todo tu flujo mental”.
Pausas que nos ayudarán a desidentificarnos con el entorno, especialmente con
el que nos altera e incomoda: “Si nos identificamos con eso que nos molesta nos
termina atrapando y no somos capaces de salir de ahí. La desidentificación
con lo que tienes en la cabeza es la clave para la felicidad y el
bienestar”.
Para ello, Rey recomienda aprovechar
las interrupciones como cuando nos suena el teléfono o acudimos a una cita
y la otra persona llega tarde. Utilizar esos minutos para centrarnos en el aquí
y ahora: “tomar aire y hacer una respiración profunda para volver a ti mismo y
conectar con tu esencia”. Esto será el complemento perfecto a la meditación.
Lo importante es tener una actitud
positiva
Rey no acude a sus aprendizajes en
la India para explicarnos lo importante de nuestra actitud ante la vida sino
que nos habla de Viktor Frankl, autor de El hombre en busca de
sentido (Herder) –libro en el que se basó la historia de la película de Roberto
Benigni La vida es Bella–, como ejemplo para entender que
“independientemente del entorno de lo horrible o maravilloso que sea, yo
siempre puedo elegir mi actitud”.
Hay que retomar el poder sobre
nosotros mismos, “aceptar lo que está ocurriendo y a partir de ahí decidir cuál
será nuestra actitud”, recomienda Rey. Aunque nuestro entorno sea horrible,
cuánto más tranquilos y en paz estemos, más sencillo será tomar decisiones:
“¿Qué fácil es decirlo verdad? Bueno, pero ¿qué alternativa hay?”.
Alba Ramos Sanz
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