viernes, 11 de diciembre de 2009

CONSTRUIMOS NUESTRAS PROPIAS CRISIS

Un hombre vivia en la orilla de un camino y vendía perros calientes. El no tenía radio, ni televisión, ni leía los periódicos, pero hacía y vendía unos extraordinarios perritos calientes.

El se preocupaba por la divulgación de su negocio y colocaba carteles de propaganda por el camino, ofrecía su producto en voz alta y el pueblo le compraba.

Las ventas fueron aumentando cada vez mas, el compraba el mejor pan y la mejor salchicha. También fue necesario comprar
un carrito mas grande, para atender a la creciente clientela y el negocio prosperaba. Su perro caliente era el mejor de la región.



Venciendo su situacion económica inicial, el pudo pagar una buena educación a su hijo, quien fue creciendo y fue a estudiar Economía en la mejor Universidad del país. Finalmente, su hijo ya graduado con honores, volvió a casa y notó que el padre continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una seria conversación con él... ¿Papá, usted no escucha la radio? ¿Usted no ve la televisión? ¿Usted no lee los periódicos? ¡Hay una gran crisis en el mundo! ¡Y la situación de nuestro país es crítica!
Todo está grave y el país va a quebrar... después de escuchar las consideraciones de su hijo licenciado, el padre pensó... bien, si mi hijo economista, lee periódicos, ve televisión, entonces sólo puede tener la razón... y con miedo de la crisis, el viejo busco el pan más barato (más malo) y comenzó a comprar la salchicha mas barata (la peor) y para economizar dejó de hacer sus carteles de propaganda.

Abatido por la noticia de la crisis ya no ofrecía su producto en voz alta, ni atendía con entusiasmo a sus clientes.

Tomadas todas esas precauciones, las ventas comenzaron a caer y fueron cayendo y cayendo y llegaron a niveles insoportables y el negocio de perritos calientes que antes generaba recursos para que el hijo estudiara Economía, finalmente quebró.

Entonces el padre, muy triste, le dijo al hijo: hijo, tenías razon, estamos en medio de una gran crisis y le comentó orgullosamente a sus amigos: bendita la hora en que envié a mi hijo a estudiar Economía, él me avisó de la crisis...

Moraleja:Nuestros actos diarios son los que deciden nuestras situaciones.
Las acciones y decisiones que tomaste en el pasado son las que han hecho que hoy estés en tu estado actual.
Las decisiones y acciones que tomes de hoy en adelante son las que te decidiran tu fururo.

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