Cena (no justo antes de acostarse): verdura hervida / ensalada; algo a la plancha
Generalidades: Cinco comidas diarias; más fruta y
verduras; alcohol (cerveza) no a diario, esporádico; aumento del consumo
de agua (1,25 a 2 litros día); evitar fritos y alimentos muy procesados
(salchichas, croquetas, bollería); comer despacio (no menos de 20
minutos); pienso en lo que hago (comiendo no veo la televisión).
Entrenamiento:
Fase genérica, 12 semanas (conseguir
la fuerza suficiente para acometer siguientes fases);
Fase
acondicionamiento, 12 semanas (aumentar la fuerza y resistencia);
Fase
específica, 12 semanas (alcanzar el mayor estado de forma física);
Fase
mantenimiento, 12 semanas (mantener el desarrollo alcanzado y recuperar
la forma física).
"Te deseo que te animes a mirarte, y que te ames como eres.
Que tengas el suficiente amor propio para pelear muchas batallas, y la humildad para saber que hay batallas imposibles de ganar por las que no vale la pena luchar.
Te deseo que puedas aceptar que hay realidades que son inmodificables, y que hay otras, que si corres del lugar de la queja, podrás cambiar.
Que no te permitas los "no puedo" y que reconozcas los "no quiero".
Te deseo que escuches tu verdad, y que la digas, con plena conciencia de que es sólo tu verdad, no la del otro. Que te expongas a lo que temes, porque es la única manera de vencer el miedo.
Que aprendas a tolerar las "manchas negras" del otro, porque también tienes las tuyas, y eso anula la posibilidad de reclamo.
Que no te condenes por equivocarte; no eres todopoderoso.
Que crezcas, hasta donde y cuando quieras.
No te deseo que el 2018 te traiga felicidad. Te deseo que logres ser feliz, sea cual sea la realidad que te toque vivir"
1. “Solo por Hoy” trataré de pasar el día sin esperar resolver el problema de toda mi vida en un momento.
2. “Solo
por Hoy” seré agradable. Me mostraré lo mejor que pueda. Vestiré
apropiadamente, hablaré en voz baja, actuaré cortésmente, no haré
crítica alguna, no le encontraré faltas a nada, y trataré de no superar
ni dirigir a nadie más que a mí mismo.
3. “Solo
por Hoy” seré feliz. Esta verdad que dijo Abraham Lincoln: “Casi todo
el mundo es tan feliz como se propone”. Hoy la pondré en práctica.
4. “Solo
por Hoy” me ajustaré a lo que es, sin tratar de amoldar todo de acuerdo
con mis deseos. Tomaré la “suerte” como venga y me acoplaré a ella.
5. “Solo
por Hoy” trataré de fortalecer mi mente. Estudiaré. Aprenderé algo
útil. No seré un apático mental. Leeré algo que requiera esfuerzo,
pensamiento, y concentración.
6. “Solo
por Hoy” ejercitaré mi alma de tres formas: le haré un bien a alguien
sin esperar recompensa y sin que nadie lo sepa; si alguien se enterara,
esto no contaría. Haré por lo menos dos cosas que no quiera hacer, solo
como un ejercicio. No le demostraré a nadie que mis sentimientos han
sido heridos, puedo estarlo, pero hoy no lo demostraré.
7. “Solo por Hoy” puedo proponerme hacer algo que me espantaría si creyera tener que seguir haciéndolo durante toda la vida.
8. “Solo
por Hoy” tendré un programa a seguir. Quizá no lo siga con exactitud,
pero lo tendré. Me salvaré de dos plagas: la prisa y la indecisión.
9. “Solo por Hoy” me tomaré media hora de calma para mí mismo, y estaré sin tensión. En algún momento durante esa media hora, trataré de tomar una mejor perspectiva de mi vida.Si soy religioso pensaré en que la Providencia divina cuida de mí.
10. “Solo por Hoy” no tendré miedo. Trataré
especialmente de no sentir miedo a disfrutar de lo que es bello, y creer
que del mundo he de recibir de acuerdo a lo que le dé.
Nacido en Arizona en 1829, su verdadero nombre era Goyahkla ("el que
bosteza") , y fue un chamán de los apaches del Oeste,
también llamados chiricahuas. Pero, ¿por qué era conocido como el jefe
Gerónimo? ¿Qué acontecimientos le convirtieron en un personaje distinguido?
Todo empezó cuando un grupo de militares mexicanos
hizo una incursión al campamento apache donde habitaba con sus iguales y
asesinaron a todas las mujeres, niños y ancianos que encontraron a su
paso, entre ellos su esposa y sus tres hijos. Aquel doloroso episodio
hizo que Goyahkla jurase venganza eterna.
A partir de ese día, el indio fue convirtiéndose paulatinamente en
una pesadilla para el ejército de México y
los colonos del norte de Arizona, a los que atacaba y saboteaba de
forma incansable. Además, siempre lograba escapar de quienes querían echarle de
su tierra, riéndose a la par de aquellos que le tenían por hombre muerto.
Fue en mitad de este contexto cuando empezó a ser conocido como
Gerónimo, puede que debido a los gritos de los mexicanos
invocando a su patrón, San Gerónimo, mientras huían de las ofensivas
del chamán.
Lejos de conformarse con hacer la vida imposible a los mexicanos, también se
cebó con el ejército norteamericano,
protagonizando una década de fugas y persecucciones propias de una película de
acción. Llegaron a perseguirle hasta 5.000 soldados norteamericanos y
3.000 mexicanos, y los periódicos le mostraban como el villano más
temible y detestable de la nación.
Pero a pesar de su condición de líder, Gerónimo no llegó a ser nunca jefe de
los apaches, aunque sí un hombre respetado al que le atribuyeron poderes de
adivinación, clarividencia e interpretación de los signos de la naturaleza. De
hecho, él mismo llegó a asegurar que no existía bala capaz de
matarle, lo que hacía que los suyos llegasen a pensar en su posible
inmortalidad.
Tras rendirse y ser trasladado junto a 450 apaches a Florida y un año después
a Alabama, fue reubicado en Oklahoma, donde se convirtió al Cristianismo y construyó su
autobiografía. Deseaba volver a Arizona, hasta el punto de pedir en
persona al presidente Roosevelt que devolviese a su pueblo a su tierra natal,
intento que resultó fallido. Finalmente, el terrorífico Goyahkla murió
en Oklahoma con más de 80 años debido a una caída desde su caballo.
Stephen R. Covey es el autor de Los siete hábitos de la gente altamente efectiva,
libro publicado en 1989 que ha vendido más de 25 millones de copias.
Con la llegada de internet, podemos ser mucho más efectivos que
entonces. Tanto, que siete hábitos nos parecerán pocos. ¿Por qué
conformarnos con un número tan bajo?
Si de verdad somos efectivos,
seguro que podemos con más. Diez veces más, al menos.
O eso parece si leemos artículos sobre productividad: hay
decenas de consejos para rendir aún más en el trabajo, como si eso fuera
bueno. Aunque algunas de estas recomendaciones son incompatibles entre
sí, enumeramos las 79 que nos parecen mejores. Si consigues aplicar al
menos 55, te conviertes en Tony Stark. Los primeros siete, por cierto,
son los de Covey.
Comencemos por los clásicos.
1. Sé proactivo. Resulta que Covey es uno de los culpables
de la popularización de este término. Se refiere a tomar la iniciativa y
no esperar órdenes.
2. Empieza a trabajar con un objetivo en la mente.
3. Establece prioridades, diferenciando lo urgente de lo importante.
4. Piensa en el win-win, es decir, en estrategias que
puedan beneficiar a todas las partes implicadas. Covey, eres millonario,
pero has hecho mucho daño.
5. Primero comprende y luego sé comprendido. Hay que aprender a comunicar.
6. Sinergiza. Ya tardaba en aparecer este término, con el
que habla de aprovechar las posibilidades de un equipo bien organizado.
7. Afila la sierra. Se refiere a seguir aprendiendo, no a
afilar literalmente una sierra, cosa que sería, paradójicamente, una
pérdida de tiempo. A no ser que uno sea carpintero, claro. En ese caso,
el consejo se puede seguir también al pie de la letra.
22. Di no a las distracciones. Siempre. La web Entrepreneur es tajante con las distracciones. Aunque es muy difícil evitarlas. Por ejemplo, aquí está el Tetris online.
23. Pero da un paseo de cinco minutos cada hora, como recomienda el New York Times.
24. O levántate de la silla cada dos horas, según CNN.
25. Lee algo nuevo cada día, sigue Entrepreneur, que añade que:
33. Sigue la regla 80/20: el 20% de tus acciones producirán el 80% de los resultados, añaden Entrepreneury Forbes, hablando de la famosa Ley de Pareto.
37. Aprende a delegar. Esta es fácil, pero solo en parte. Yo quería delegarle el resto de la lista a un compañero, pero se ha negado.
38. No acumules tareas pendientes, dice también Entrepeneur. Esta me gusta mucho porque básicamente consiste en decir que para ser efectivo hay que ser efectivo.
39. Encuentra tu propia voz y haz que tu voz inspire a otros para que encuentren la suya, recomiendan en Vida Positiva. Mi voz está en dentro de la boca. Buscad ahí.
40. Recompensa a los empleados que más se esfuerzan con cursillos de formación. ¡Socorro!
41. Monitoriza el workflow
o, en español, ve mirando que las cosas se hagan porque en cuanto uno
se despista, aquí nadie da un palo al agua, que estáis todo el día con
el Facebook.
44. O no, que aquí dicen
que hay una forma inteligente de aplicarla. Hay tareas que son
compatibles, como “leer un mail o tomar notas mientras esperas que te
pasen con alguien al teléfono”.
47. Hay que conocer la diferencia entre lo importante y lo urgente, como apunta Fast Company
y ya decía Covey. Ejemplo: puede que sea muy importante lo que te ha
dicho tu jefe que hagas, pero corregir a alguien en Twitter es URGENTE.
Hay gente retuiteando a lo loco.
48. Este hilo de Quora
va más lejos. Hay que distinguir entre lo 1) importante y urgente, 2)
importante, pero no urgente, 3) no importante, pero urgente y 4) ni
importante ni urgente. El orden en el que tienes que resolver estos
asuntos es 1, 3 y luego 2, lo que a su vez contribuye a reducir el
volumen de 1 y 3. Creo que con 4 se refieren a tus hijos.
49. Aprovecha el tiempo todo el rato, aconseja Fast
Company. ¿Que han retrasado tu vuelo media hora? Pues ponte a contestar
mails. Coincide el HuffPost: ¿tienes dos minutos libres? Aprovéchalos, vago.
50. Trabaja más que nadie, dice Life Hack. A lo mejor hay gente más lista que tú, pero les puedes ganar en sufrimiento.
51. Pero no seas envidioso, añaden.
52. Pero resulta que puedes procrastinar. Eso lo decíamos en Verne, que también hemos aportado lo nuestro a este tema (disculpas).
53. Los correos electrónicos han de ser cortos y concisos:
no hay necesidad de enviar un párrafo cuando una frase es suficiente. No
solo se pierde tu tiempo sino el del destinatario, apuntan en Club-MBA. ¿Palabras? ¡Palabra! ¡Suficiente! ¿Más? ¡Innecesario! ¡Una! ¡Ya! ¿Más? ¡No! ¡Hombre! ¡Concisión!
62. Vale, tienes que comer. Pues aprovecha y come cosas buenas para el cerebro. Según este texto de Quora,
arándanos, frutos secos, semillas, verduras de hojas verdes, aguacates y
chocolate negro. Imaginamos que no todo a la vez. Aunque ¿por qué no?
Un superbatido superefectivo para tu cerebro.
63. Este mismo texto recomienda beber café
“estratégicamente”, es decir, cuando bajan tus niveles de cortisol:
entre las 9:30 y las 11:30 de la mañana y las 13:30 y 17:00. Los que nos
despertamos antes y necesitamos café nada más salir de la cama lo
tenemos complicado.
64. No comas “demasiado azúcar”. Al parecer, lo ideal son 25 gramos de glucosa.
65. Por tanto, aprende a contar gramos de glucosa.
68. Deja huecos en tu agenda. “A veces una reunión se
alarga. A veces solo necesitas tiempo para pensar”, aclara Fast Company.
A veces, añado, el jefe te busca y te has escondido en el baño.
69. Renuncia a objetivos y tareas que sean una pérdida de tiempo. Tienes permiso para dejar de leer este artículo, pero aún nos queda mucho por aprender.
78. ¿El día solo tiene 24 horas? Así piensan LOS DÉBILES. Business Insider
nos recuerda que esa forma de pensar es una trampa. Hay que pensar en
semanas de 168 horas. Efectivamente, están incluyendo el fin de semana.
79. Recuerda que vas a morir. La idea de Life Hack
es que tengamos en cuenta que nuestro tiempo en la Tierra es limitado y
que lo mejor es aprovecharlo a fondo para hacer realidad todos los
sueños de nuestros jefes.
Por eso me ha parecido que podría ser muy útil compartir contigo las
frases que me hicieron reflexionar sobre problemas cotidianos y
compartirlos contigo, así que ahí van 27 frases del Camino del Samurai que te enriquecerán:
1. “Al dar consejo, debéis discernir primero si la otra persona está dispuesta a aceptarlo o no”.
2. “Los espectadores ven más que los jugadores”.
3. “Escuchar a otros hablar y leer libros es necesario para mantenerse cercano a las enseñanzas de la generación previa”.
4. “Si os adentráis en el camino inexplorado, al final aparecerán infinitos secretos”.
5. “No sé nada acerca de cómo superar a otros. Sólo conozco el modo de superarme a mí mismo”.
6. “Aquellos que nunca han cometido un error están en peligro”.
7. “Si vuestro ojo es lo suficientemente capaz de ver buenas
cualidades en otros que aparentemente son inferiores a vosotros,
entonces ellos pueden ser vuestros maestros”.
8. En una fiesta: “Hay demasiados ojos presentes en la fiesta. Debéis ser cautos”.
9. En relación a las distracciones: “no podréis desarrollar la mayoría de las habilidades y destrezas adquiridas”
10. “En caso de enfermedad u otros problemas vuestro aparente amigo
se mantiene apartado de vosotros. Entonces puede considerarse un
cobarde”.
11. “Los samurais calculadores…piensan en la muerte como una pérdida y
en la vida como una ganancia…es por ello que se convierten en
cobardes”.
12. “Es necesario enfrentarse a los problemas con coraje y júbilo…si la marea sube, el barco sube también”.
13. “Decidíos mientras respiráis siete veces”.
14. “Si se piensa demasiado se llegan a conclusiones comunes y banales”.
15. “Aquellos a los que les gusta ser de ayuda para otros, seguramente son apreciados”.
16. “El modo de sobresalir por encima de los otros es hacer que los otros hablen de vosotros y os juzguen”.
17. “Cuando escuchéis a otros hablar, escuchadlos seriamente…permitidles hablar libremente y sin interrupción”.
18. “Yo conozco el don de la victoria siempre. Sólo he aprendido a no dejar pasar el momento adecuado”.
19. “En este mundo que cambia tan rápidamente, no es necesario agarrarse ni al pesar ni al placer”.
20. “Los hombres pequeños son muy ruidosos; causan alboroto, discuten y parlotean”.
21. “Podéis trabajar libremente y de un modo efectivo sin ningún tipo de empujón“.
22. “Si estáis tratando de resolver un problema del que sois un
experto, cuanta mayor sea la dificultad del problema, más se agudizarán y
aumentarán vuestros talentos”.
23. “Ganar es vencer a tu propio lado. Vencerse a uno mismo es superar el cuerpo con la mente”.
24. “Cuando estéis discutiendo es mejor que digáis: responderé más tarde después de haberlo considerado mejor“.
25. “Con la prudencia seréis presos de dudas y tendréis muchas dificultades para tomar una decisión definitiva”.
26. “Sólo aquellos que han cometido algunos errores pueden asimismo acometer grandes tareas”.
27. “Es mejor que no habléis más de lo necesario. Y decid cuantas
menos palabras mejor y en buen orden. Muy menudo caéis en desgracia
cuando habláis descuidadamente y, por casualidad, reveláis vuestra
vergüenza”.
Los samuráis
poderosos fueron muy mortales con sus katanas, su arco o su naginata
(hacha), además de que fueron muy disciplinados y muy entregados a su causa. Si
bien es cierto que la clase de los guerreros samuráis se disgregó desde 1870,
sigue siendo posible ver algunas resonancias del sentido del deber de estos
guerreros y de su código bushido en Japón (además de en otros lugares).[1] Ser como un samurái en la época moderna
no es fácil, pero puedes comenzar a vivir según las virtudes de los samuráis y
desarrollar tus talentos para utilizarlos para bien con ayuda de la disciplina
y de un buen sentido del deber.
Vivir como un samurái
1
Practica el gi
(la integridad).
Tradicionalmente, los samuráis vivieron según el código moral y ético conocido
como bushido. Si bien es cierto que los samuráis han desaparecido, las
virtudes centrales del código bushido siguen describiendo una vida honorable
y moral que se puede seguir perfectamente en la actualidad. La primera de estas
virtudes es la integridad.[2] Un samurái siempre se esfuerza
por hacer lo correcto, incluso (y en especial) cuando es difícil. Un samurái
escoge el camino que es mejor para un bien mayor cuando se le presenta
decisiones difíciles, incluso si no es lo mejor para sí mismo.
Un ejemplo moderno: Kate por casualidad comete un
error cuando postula para la universidad en línea. En lugar de brindar su
correcta calificación promedio de la preparatoria de 3.5, escribe 3.9.
Kate luego nota su error, pero solo después de que envió la solicitud. A
pesar de que el error la hace ver como una mejor candidata, y está muy
segura de que nadie lo notará, envía un correo electrónico al Departamento
de Admisiones para comunicar su error para asegurarse de que se le juzgue
justamente para preservar su honor.
2
Practica el yuuki
(el coraje). Los
samuráis no huyen de hacer actos difíciles (incluso si son imposibles).
Se presentan con un rostro fuerte y se esfuerzan para desempeñar su deber
incluso si se enfrentan a unas circunstancias intensas y a unas probabilidades
poco probables. Ten en cuenta que esto no quiere decir que un samurái nunca
tiene miedo. Todas las personas se asustan. En lugar de ello, un samurái
sigue esforzándose para completar la labor que tiene que hacer.
Un ejemplo moderno: Joe tiene miedo de volver al
campo de fútbol después del medio tiempo. Su equipo está perdiendo, los
jugadores del otro equipo lo insultan después de cada juego y él sabe que
su entrenador lo avergonzará en los casilleros por las intercepciones que
ha lanzado en el primer cuarto de tiempo. Después de un corto momento de
reflexión, él regresa al campo con la cabeza erguida. En su mente, su
objetivo es tener el mejor segundo tiempo a pesar de su miedo y de las
probabilidades difíciles que enfrenta.
3
Practica el jin
(la amabilidad o la benevolencia). Si bien es cierto que los samuráis se recuerdan en la
actualidad principalmente por su fiereza en el campo de batalla, en sus vidas
diarias, fueron de todo menos crueles. El samurái ideal era un acompañante
cálido con sus amigos (aunque siempre fue digno), sus familiares y los
desconocidos; trataba a las personas que conocía con amor y compasión. En la
actualidad, puedes seguir la virtud del jin al esforzarte al máximo para
vivir una vida llena de amabilidad humana, incluso cuando te topas con personas
que no se lo merezcan en especial.
Un ejemplo moderno: el nuevo estudiante en la
escuela es una persona rara, no habla con nadie, no parece tener una buena
higiene y actúa nerviosamente cuando tiene que hablar en frente de las
personas. Shawn lo ve sentándose solo en una esquina de la cafetería y
decide sentarse a su lado y esforzarse para entablar una conversación. Ya
sea que el nuevo estudiante resulte ser el tipo de persona que simplemente
es tímida o una persona que es tan extraña como todas las personas han
dicho que es, sigue mereciéndose la misma compasión que Shawn le daría a
cualquiera de sus amigos.
4
Practica el rei
(la cortesía y la etiqueta). Lo creas o no, los samuráis se esforzaban por ser
unos caballeros perfectos en sus interacciones diarias y se esforzaban para ser
mortales en el campo de batalla. Esta virtud difiere del jin (la
amabilidad) en el hecho de que describe un conjunto preciso de costumbres y
comportamientos sociales que constituían la cortesía en Japón en ese tiempo. Si
bien es cierto que puede ser poco práctico participar en las ceremonias de té
del periodo feudal de Japón, puedes practicar el rei al actuar según las
nociones modernas de la cortesía y la etiqueta de los caballeros y las damas.
Un ejemplo moderno: por alguna razón, al cajero en
la tienda de comestibles no le agrada Kim. Siempre que pasa por la caja,
él frunce el ceño y no dice nada más que "¿Quieres algo más?".
Kim no está segura si al cajero no le agrada la manera en que se ve, ya
sea que dijo un comentario con el que no concordó en el pasado o si el
problema se trata de otro tema totalmente diferente. A pesar de esto, ella
decide saludarlo con una sonrisa y con una conversación cortés todos los
días. Quizás algún día, él aprenderá a actuar de la misma forma.
5
Practica el makoto
(la honestidad). Un samurái
debía ser honesto en sus palabras y en sus acciones. El código bushido
dictaba que siempre se debía decir la verdad, no se debía mentir
intencionalmente y nunca se debía actuar intencionalmente de una manera para
hacer trampa o engañar a una persona. Actuar de esta forma era demostrar
respeto por las leyes de la naturaleza del universo y del cosmos, y nunca
actuar de manera deshonesta. Por ello, el samurái debía actuar de esta forma.[3]
Un ejemplo moderno: después del trabajo, uno de
los compañeros de trabajo de la oficina de Sandeep le dice que recibirá
una llamada de su novia, a quien Sandeep ha conocido. Le pide a Sandeep
que le diga que los dos fueron al bar de la localidad a beber anoche y se
quedaron ahí hasta que se cerró. Sandeep, quien estuvo en casa con su
familia, se disculpa y se rehúsa cortésmente. Su compañero se frustra,
pero Sandeep no se rinde. Él no mentirá intencionalmente, en especial no
para ayudar a alguien a salirse con la suya por un tema inmoral.
6
Practica el meiyo
(el honor). Un samurái
valoraba su honor por encima de casi todo, incluso algunas veces por encima de
su vida. Los samuráis se esforzaban para que se les admirara y se les elogiara
por su fortaleza, competencia y virtud. Normalmente, ser deshonrado no podía
suceder ya que cuando se les ponía en una posición en la que se enfrentaban con
un fracaso mayor (como perder su daimyo en una batalla importante), no
era poco común que cometieran suicidio al hacer un seppuku (un ritual de
destripamiento) para preservar su honor.[4] A pesar de que las prácticas como seppuku
son muy extremas para el mundo moderno, las personas que quieran vivir como un
samurái deben ser cuidadosas de la manera en que viven su vida afecta su honor
y su reputación.
Un ejemplo moderno: cuando Isabella llega a casa
de clases un día, encuentra una invitación a una fiesta de disfraces en
una hermandad prestigiosa en la que ha tratado de hacer amigas. A pesar de
que al principio se sintió encantada, sus esperanzas se estrellan cuando
ve que las organizadoras de la fiesta han escogido una temática racista. A
pesar de que se muere por participar en la comunidad griega de la
universidad, decide faltar a la fiesta e ir a otra en una hermandad menos
prestigiosa. Ella no querría que su reputación se manchara al asociarse
con una situación sucia.
7
Practica el chugi
(la lealtad). Los
samuráis no eran nada más que personas fieles a sus señores, sus clanes y sus
temas. Se esperaba que un samurái siguiera las órdenes de su daimyo con
obediencia absoluta. Los samuráis incluso firmaban contratos de sangre con su daimyo,
en los que juraban lealtad a todo el linaje de su señor.[5] Si bien es cierto que este tipo de
lealtad extrema está fuera de lugar en la era moderna, sigue siendo posible
practicar el chuugi al ceñirse a las personas en tu vida que te dan
honor en los momentos de dificultad, como tus amigos, tus familiares y las
personas que depende de ti.
Un ejemplo moderno: Tim y su hijo siempre han tenido
una relación difícil. Cuando Tim trata de ayudar a su hijo a tomar las
decisiones correctas en su vida, los dos siempre han terminado en una
discusión alterada. Ahora, su hijo se casará con una mujer que a Tim no le
agrada. A pesar de sus reservas extremas, Tim decide estar al lado de su
hijo en su boda ya que es su hijo y lo amará sin importar lo que pase.
A pesar de que los samuráis son guerreros, no pelean a menos
que absolutamente no tuvieran otra opción. Los samuráis verdaderos no utilizan
su poder a la ligera.
En 1668, con
nueve años de edad, Yamamoto Tsunetomo comenzó a servirle a Nabeshima
Mitsushige (1632-1700), tercer daimyo (soberano feudal) del clan Nabeshima
durante el período Edo (1603 ? 1867),
conocido por la eliminación en el año 1660 del suicidio ritual (seppuku) en su
feudo.
Durante
treinta años se dedicó a su señor y a su clan, llegando a convertirse en un
guerrero samurái altamente respetado.
En 1700,
debido a la prohibición del suicidio ritual (seppuku), Yamamoto Tsunetomo
no pudo optar por el suicidio tras la muerte de Nabeshima Mitsushige, y decidió
retirarse a un monasterio budista cerca del castillo de Saga (Kyushu).
Entre 1700 y
1713, influenciado por el budismo y el confucianismo, escribe
"Hagakure", un compendio de los ideales del samurái que se guardó en
secreto en el clan Nabeshima durante dos siglos, hasta que finalmente se hizo
público en la era Meiji (1868-1912).
Entre 1701 y
1703 tuvo lugar un evento llamado "leyenda de los 47 ronin" o
"Incidente de Ako" y se convirtió en la leyenda más famosa del código
de honor samurái (bushido).
La leyenda
cuenta la historia de un grupo de 47 samuráis que se vieron obligados a
convertirse en ronin (samurái sin señor) después de que su daimyo (señor
feudal) se viera obligado a cometer el seppuku (suicidio ritual), por haber
agredido a un alto funcionario judicial llamado Kira Kozukenosuke.
Los ronin
idearon un plan para asesinar a Kozukenosuke y a toda su familia, hecho que
consumaron un año después para luego entregarse a la justicia y ser
sentenciados a cometer seppuku.
Este evento
influenció notablemente a Yamamoto Tsunetomo, que pensaba que habían
esperado demasiado para vengarse y además luego de consumar la venganza debían
cometer seppuku y no continuar viviendo, algo deshonroso para un samurái.
Tras
convertirse en monje, cambió su nombre por "Yamamoto Jocho".
La valentía es saber apretar los dientes.
No debe
tolerarse que se formen malos hábitos.
La mejor
actitud respecto a las palabras es no usarlas.
Se dice que
la suerte que os es dada por otros es la más segura.
Hace falta una mentalidad de esclavo
para comer en el plato empezado por otra persona.
Poniendo a alguien voluntariamente en una situación
embarazosa no se hace nada constructivo.
No se pueden llevar a cabo grandes
hazañas cuando se está en una disposición anímica normal.
Lo que debe ser dicho debería serlo siempre de la
manera más concisa, lógica y clara posible.
Hay pocos
problemas realmente importantes, solamente se presentan más de dos o tres en
toda una existencia.
Es necesario saberse concentrar sobre una sola cosa.
Todos los oficios deben ser ejercidos con concentración.
Cuando uno aprende a apreciar los
puntos fuertes de los demás, cada persona puede volverse un maestro o en
público.
Incluso si la casa, los muebles y todo el resto es
destruido, no lo lamentaré porque son cosas que se pueden reemplazar.
El Samurái debe obrar sin dudar, sin
confesar el más mínimo cansancio ni el más mínimo desánimo hasta concluir su
tarea.
Cuando se ataca, no se ha de despreciar
esperar el buen momento. Esperando el buen momento no se debe olvidar el
ataque.
Yo no
conozco recetas para asegurar la victoria. Lo que yo sé es que hay que asir
toda ocasión y no dejarla escapar jamás.
Es bueno enfrentarse con dificultades en la juventud
porque el que no ha sufrido jamás no ha templado plenamente su carácter.
La
inteligencia no es más que saber conversar de unas cosas y otras con los demás,
consiguiendo con ello una sabiduría infinita.
Como dice el proverbio: "El pez no
vive en el agua clara". Son las algas las que le permiten desarrollarse
plenamente hasta su madurez.
(...) Es
más bien malo ser siempre perfecto en todas las cosas, porque entonces se tiene
tendencia a olvidar que podemos cometer errores.
El Samurái valiente no piensa en
términos de victoria o derrota; combate fanáticamente hasta la muerte. Sólo de
este modo realiza su destino.
Un hombre de origen modesto que logra cierto
renombre y alcanza una posición social elevada, está dotado manifiestamente de
cualidades sobresalientes.
Cuando un Samurái está
constantemente dispuesto a morir, ha alcanzado la maestría de la Vía y puede
dedicar, sin cesar, la vida entera al servicio de su señor.
Un hombre que ha recibido una buena
educación puede camuflar, con su inteligencia y su elocuencia, su pusilanimidad
o su estupidez, que son su verdadera naturaleza.
Una persona a la que consideráis amiga cuando todo te
va bien, y que os da la espalda como un extraño en caso de enfermedad o de
infortunio, no es más que un cobarde.
Una persona de poco conocimiento se
da aires de sabio: es una cuestión de inexperiencia.
Cuando se domina bien
algo, no se destaca en nuestro comportamiento: una persona así es educada.
Es cierto que en todo arte es muy difícil aprender los
puntos fuertes del maestro, pero en cambio, sus puntos débiles son imitados
fácilmente. Estos no son, desde luego, de ninguna utilidad para sus discípulos.
Por esto un Samurái debe conocer sus
debilidades y pasar su vida corrigiéndolas sin jamás tener el sentimiento de
haber hecho ya lo suficiente. No debe, naturalmente, tener demasiada confianza
pero tampoco sentirse inferior.
Ganar primero, combatir después, lo que dicho en dos
palabras es ganar antes. La riqueza del tiempo de paz es permitir la
preparación marcial para el tiempo de guerra. Con quinientos aliados, se puede
derrotar a una fuerza enemiga.
Bushido es la aceptación total de la
vida, vivir incluso cuando ya no tenemos deseos de vivir. Esto se logra
sabiendo morir en cada instante de nuestra vida, viviendo el instante, el aquí
y ahora, sumido en el eterno presente, en vez de abandonar el campo de batalla
cotidiano.
La crítica sólo debe intervenir después de haber
discernido si la persona la aceptará o no, después que uno se ha hecho amigo de
ella, de haber compartido sus intereses y de haberse comportado de manera tal
que nos concede su entera confianza para que tenga fe en nuestras palabras.
Reprender y corregir a alguien por
sus errores es importante. Este acto esencialmente caritativo es la primera
obligación del Samurái. Pero hay que esforzarse en hacerlo de la manera
conveniente. En efecto, es fácil encontrar cualidades y defectos en la conducta
del prójimo. También es igualmente fácil criticarlo.
Uno puede ser llamado en cualquier momento a librar
una dura batalla; si se muere habiendo descuidado su pulcritud, se da muestra
de una relajación general de las buenas costumbres y uno se expone al desprecio
y al descuido del adversario. Esta es la razón por la cual los viejos y jóvenes
Samuráis han aportado siempre un gran cuidado en su presentación.
Si deseáis perfeccionaros, la mejor
manera de hacer es solicitar la opinión de los otros y buscar sus críticas. La
mayor parte de las personas intentan perfeccionarse fiándose en su sola facultad
de apreciación. El único resultado que consiguen es que no hacen progresos
significativos...Los hombres que buscan las críticas de los demás son ya
superiores a ellos.
La dignidad de un ser se mide por la impresión
exterior que da. Hay dignidad en el esfuerzo y la asiduidad; en la serenidad y
la discreción. Hay dignidad en la observación de las reglas y en la rectitud.
También hay dignidad para apretar los dientes y mantener los ojos abiertos:
todas estas actitudes son visibles desde el exterior. Lo que es capital es
actuar siempre con dignidad y sinceridad.
Los jóvenes deben esforzarse en
aumentar siempre su determinación y su valentía. Esto sólo podrá hacerse cuando
la valentía esté enraizada en el corazón. Cuando el sable está roto, hay que
atacar con las manos. Cuando las manos están amputadas, hay que servirse de los
hombros. Cuando los hombros están cortados, hay que morder el cuello de diez o
hasta de quince enemigos. Esto es realmente valentía.
Mientras yo iba reflexionando al caminar, se me
ocurrió que los seres humanos son unas extraordinarias e inteligentes
marionetas articuladas. Aunque estén suspendidos por hilos, pueden saltar,
caminar, hablar. ¡Cuán magníficamente están concebidos! Pero de aquí al próximo
festival budista, pueden morir y venirnos a visitar bajo forma de espíritus.
¡Qué existencia más vana! La gente siempre parece olvidarlo.
Existe lo que se llama la actitud
durante la tormenta. Cuando uno es sorprendido por una repentina tormenta, se
puede o bien correr lo más aprisa posible o bien colocarse rápidamente bajo los
aleros de las casas que bordean el camino. De todos modos nos mojaremos. Si uno
ya estuviera preparado mentalmente a la idea de estar mojado, se estaría a fin
de cuentas muy poco contrariado con la llegada de la lluvia. Se puede aplicar
este principio con provecho en todas las situaciones.
El lenguaje militar emplea los términos de
"Samurái ilustrado" y de "Samurái ignorante". Un Samurái
que ha esperado tenerse que enfrentar con situaciones difíciles para aprender a
salir de ellas no es ilustrado. Un Samurái que se preocupa por adelantado de
todas las situaciones y soluciones posibles, es sabio. Será por lo tanto capaz
de hacerle frente con brillantez cuando la ocasión se presente. No importa lo
que ocurra, un Samurái ilustrado es aquel que se preocupa de los detalles de la
acción, antes de la hora.
El modo de crear tal modelo es
imaginar cuál de los que están en torno a nosotros sabe cómo conformarse al
protocolo, a la rectitud y a las conveniencias; cuál demuestra la mayor
valentía; cuál es el más elocuente; cuál es aquél cuyo comportamiento es el más
irreprochable; cuál es el más íntegro; cuál tiene el mayor espíritu de decisión
en caso de crisis. A partir de todos estos elementos, es necesario imaginar un
ser reuniendo todas estas cualidades. La síntesis constituirá un excelente
modelo, digno de ser imitado.