Nacido en Arizona en 1829, su verdadero nombre era Goyahkla ("el que
bosteza") , y fue un chamán de los apaches del Oeste,
también llamados chiricahuas. Pero, ¿por qué era conocido como el jefe
Gerónimo? ¿Qué acontecimientos le convirtieron en un personaje distinguido?
Todo empezó cuando un grupo de militares mexicanos
hizo una incursión al campamento apache donde habitaba con sus iguales y
asesinaron a todas las mujeres, niños y ancianos que encontraron a su
paso, entre ellos su esposa y sus tres hijos. Aquel doloroso episodio
hizo que Goyahkla jurase venganza eterna.
A partir de ese día, el indio fue convirtiéndose paulatinamente en
una pesadilla para el ejército de México y
los colonos del norte de Arizona, a los que atacaba y saboteaba de
forma incansable. Además, siempre lograba escapar de quienes querían echarle de
su tierra, riéndose a la par de aquellos que le tenían por hombre muerto.
Fue en mitad de este contexto cuando empezó a ser conocido como
Gerónimo, puede que debido a los gritos de los mexicanos
invocando a su patrón, San Gerónimo, mientras huían de las ofensivas
del chamán.
Lejos de conformarse con hacer la vida imposible a los mexicanos, también se
cebó con el ejército norteamericano,
protagonizando una década de fugas y persecucciones propias de una película de
acción. Llegaron a perseguirle hasta 5.000 soldados norteamericanos y
3.000 mexicanos, y los periódicos le mostraban como el villano más
temible y detestable de la nación.
Pero a pesar de su condición de líder, Gerónimo no llegó a ser nunca jefe de
los apaches, aunque sí un hombre respetado al que le atribuyeron poderes de
adivinación, clarividencia e interpretación de los signos de la naturaleza. De
hecho, él mismo llegó a asegurar que no existía bala capaz de
matarle, lo que hacía que los suyos llegasen a pensar en su posible
inmortalidad.
Tras rendirse y ser trasladado junto a 450 apaches a Florida y un año después
a Alabama, fue reubicado en Oklahoma, donde se convirtió al Cristianismo y construyó su
autobiografía. Deseaba volver a Arizona, hasta el punto de pedir en
persona al presidente Roosevelt que devolviese a su pueblo a su tierra natal,
intento que resultó fallido. Finalmente, el terrorífico Goyahkla murió
en Oklahoma con más de 80 años debido a una caída desde su caballo.
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