Los orígenes del ikigai se encuentran en la isla de Okinawa, que casualmente es el lugar donde se encuentra la población más longeva y feliz del mundo. ¿Será su secreto? ¿Puede haber encontrado su ikigai contribuir a que estas personas vivan más años? Tal vez.
Estamos obsesionados con nuestro trabajo y nuestra vida personal; vivimos a mil por hora y no nos paramos a apreciar las cosas que nos ofrece nuestro día a día. Ahí es donde entra en juego el ikigai, que básicamente es ‘la razón por la que vivimos’. Es tu motivación, el propósito resultante
de la intersección entre lo que te apasiona hacer y en lo que eres
bueno. Eso sí: aunque el hecho de encontrar nuestro propósito en la vida
en sí es algo que nos proporciona una inmensa felicidad, no tiene por qué haber un único propósito, ya que nuestros intereses y valores evolucionan con el tiempo. Tampoco ha de ser “perfecto”, ya que del deseo de crecer y mejorar se puede diseñar la vida que uno quiere a largo plazo.
Ikigai se basa en cuatro conceptos principales:
1. Lo que amas (tu pasión)
2. Lo que necesita el mundo (tu misión)
3. En lo que eres bueno (tu vocación)
4. Por lo que te pueden pagar (tu profesión)
Se dice que descubrir tu propio ikigai, el centro de estos cuatro elementos básicos, te ayudará a encontrar la verdadera felicidad y contribuirá a que vivas más años.
Se pueden seguir algunas recomendaciones para conseguir esa felicidad:
1. Mantente activo y realiza ejercicio todos los días.
2. Intenta vivir de una manera más tranquila, dejando las ‘urgencias’ detrás.
3. Rodéate de buenos amigos.
4. Come hasta que estés lleno al 80%.
5. Sonríe.
6. Reconecta con la naturaleza.
7. Se agradecido con lo que tienes.
Sin embargo, una de las recomendaciones más importantes es mantenerse curioso a lo largo de la vida. El ser humano es curioso por naturaleza, y precisamente ese afán por buscar nuevas sensaciones y experiencias pueden contribuir a expandir tu mundo y posibilidades; ayudándote además a que cada día sea p
leno y a sacar lo mejor de ti mismo. Lo importante es ir
valorando lo que vamos construyendo a diario siguiendo nuestros
propósito, para progresivamente encontrar la verdadera felicidad.
Redacción La Vanguardia
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