viernes, 11 de diciembre de 2009

DECÁLOGO PARA UNA CORRECTA EDUCACIÓN

Si pudiéramos volver a empezar en la educación de los hijos, pondríamos especial empeño no sólo en esos cuatro "puntos clave" que son el
quererles, el querernos los padres, el ejemplo y el dialogo, sino también en:
1. 1.- Darles más tiempo: para estar con ellos, para jugar con ellos, para pensar en sus problemas.... El tener tiempo para los hijos, aparte de
hacer más acogedor el ambiente familiar, facilita armonizar la autoridad con la comprensión y la participación.
1. 2.-Educarles en una mayor austeridad: convencidos de que nuestros hijos - sean niños, adolescentes o jóvenes - necesitan un número
razonable de experiencias desagradables para ir adquiriendo tolerancia a las frustraciones.


1. 3.-Prestar más atención a su vida religiosa: las creencias de los hijos son las que, la mayoría de la veces, condicionan su modo de obrar.
Cuanto de bueno hay en ellos tiene como base una religiosidad profunda; cuanto en ellos hay de negativo es consecuencia de la ausencia de
una verdadera religiosidad.
1. 4.-Prestar más atención a su educación integral: carácter, deportes, amor a la naturaleza, etc. Padres hay cuya única preocupación parece
estar en que sus hijos saquen sobresaliente en matemáticas o en lengua, pero dan muy poca importancia a su modo de ser, a que sean o no
veraces, generosos, etc.
1. 5.-Darles, paulatinamente, más responsabilidades: desde los comienzos de la adolescencia, e incluso antes, podríamos encomendarles
muchas cosas. Pero ¡qué poco hacemos en cuanto a responsabilizarles de determinadas tareas que siempre acabamos cargándolas sobre
nuestras espaldas!
1. 6.-Exigirles más: frente a tanta blandura que es quizá el denominador común de muchas actitudes perjudiciales de los padres y educadores
de nuestros días. Y ello sin caer en trasnochados y contraproducentes autoritarismos.
1. 7.-Hacerles obedecer: aunque evitando esa inflación de órdenes -"no hagas esto", " no hagas aquello"- a la que tan aficionados somos los
padres de hoy (especialmente las madres).
1. 8.-Desterrar el consumismo de sus vidas: poniéndoles en contacto con la pobreza y con el dolor para que sean más sensibles a los
sufrimientos que atormentan a tantos hombres y mujeres de hoy.
1. 9.-Procurar una mejor integración de nuestra familia nuclear -padres/hijos- en la familia grande -abuelos, tíos, primos, etc.-, que desempeña
un papel complementario, pero muy importante, en la educación de los hijos.
1. 10.-Esforzarnos por ir a una entre nosostros: para traer un hijo al mundo fue necesaria la cooperación del padre y de la madre; para
convertirlo en hombre o en mujer -que eso es educación-, también.
2. Tales son algunos de los aspectos en que pondríamos el acento, como padres, si pudiérmos volver a empezar. ¿Qué no es tarea fácil?
Ciertamente. Estamos ante un ideal y los ideales nunca se alcanzan plenamente. Pero están puestos ahí para nos acerquemos a ellos.
Luis Riesgo Ménguez Psicólogo

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