lunes, 18 de septiembre de 2017

CÓMO SER UN SAMURAI



Los samuráis poderosos fueron muy mortales con sus katanas, su arco o su naginata (hacha), además de que fueron muy disciplinados y muy entregados a su causa. Si bien es cierto que la clase de los guerreros samuráis se disgregó desde 1870, sigue siendo posible ver algunas resonancias del sentido del deber de estos guerreros y de su código bushido en Japón (además de en otros lugares).[1] Ser como un samurái en la época moderna no es fácil, pero puedes comenzar a vivir según las virtudes de los samuráis y desarrollar tus talentos para utilizarlos para bien con ayuda de la disciplina y de un buen sentido del deber.

Vivir como un samurái


1

Practica el gi (la integridad). Tradicionalmente, los samuráis vivieron según el código moral y ético conocido como bushido. Si bien es cierto que los samuráis han desaparecido, las virtudes centrales del código bushido siguen describiendo una vida honorable y moral que se puede seguir perfectamente en la actualidad. La primera de estas virtudes es la integridad.[2] Un samurái siempre se esfuerza por hacer lo correcto, incluso (y en especial) cuando es difícil. Un samurái escoge el camino que es mejor para un bien mayor cuando se le presenta decisiones difíciles, incluso si no es lo mejor para sí mismo.

  • Un ejemplo moderno: Kate por casualidad comete un error cuando postula para la universidad en línea. En lugar de brindar su correcta calificación promedio de la preparatoria de 3.5, escribe 3.9. Kate luego nota su error, pero solo después de que envió la solicitud. A pesar de que el error la hace ver como una mejor candidata, y está muy segura de que nadie lo notará, envía un correo electrónico al Departamento de Admisiones para comunicar su error para asegurarse de que se le juzgue justamente para preservar su honor.

2

Practica el yuuki (el coraje). Los samuráis no huyen de hacer actos difíciles (incluso si son imposibles). Se presentan con un rostro fuerte y se esfuerzan para desempeñar su deber incluso si se enfrentan a unas circunstancias intensas y a unas probabilidades poco probables. Ten en cuenta que esto no quiere decir que un samurái nunca tiene miedo. Todas las personas se asustan. En lugar de ello, un samurái sigue esforzándose para completar la labor que tiene que hacer.

  • Un ejemplo moderno: Joe tiene miedo de volver al campo de fútbol después del medio tiempo. Su equipo está perdiendo, los jugadores del otro equipo lo insultan después de cada juego y él sabe que su entrenador lo avergonzará en los casilleros por las intercepciones que ha lanzado en el primer cuarto de tiempo. Después de un corto momento de reflexión, él regresa al campo con la cabeza erguida. En su mente, su objetivo es tener el mejor segundo tiempo a pesar de su miedo y de las probabilidades difíciles que enfrenta.

3

Practica el jin (la amabilidad o la benevolencia). Si bien es cierto que los samuráis se recuerdan en la actualidad principalmente por su fiereza en el campo de batalla, en sus vidas diarias, fueron de todo menos crueles. El samurái ideal era un acompañante cálido con sus amigos (aunque siempre fue digno), sus familiares y los desconocidos; trataba a las personas que conocía con amor y compasión. En la actualidad, puedes seguir la virtud del jin al esforzarte al máximo para vivir una vida llena de amabilidad humana, incluso cuando te topas con personas que no se lo merezcan en especial.

  • Un ejemplo moderno: el nuevo estudiante en la escuela es una persona rara, no habla con nadie, no parece tener una buena higiene y actúa nerviosamente cuando tiene que hablar en frente de las personas. Shawn lo ve sentándose solo en una esquina de la cafetería y decide sentarse a su lado y esforzarse para entablar una conversación. Ya sea que el nuevo estudiante resulte ser el tipo de persona que simplemente es tímida o una persona que es tan extraña como todas las personas han dicho que es, sigue mereciéndose la misma compasión que Shawn le daría a cualquiera de sus amigos.

4

Practica el rei (la cortesía y la etiqueta). Lo creas o no, los samuráis se esforzaban por ser unos caballeros perfectos en sus interacciones diarias y se esforzaban para ser mortales en el campo de batalla. Esta virtud difiere del jin (la amabilidad) en el hecho de que describe un conjunto preciso de costumbres y comportamientos sociales que constituían la cortesía en Japón en ese tiempo. Si bien es cierto que puede ser poco práctico participar en las ceremonias de té del periodo feudal de Japón, puedes practicar el rei al actuar según las nociones modernas de la cortesía y la etiqueta de los caballeros y las damas.

  • Un ejemplo moderno: por alguna razón, al cajero en la tienda de comestibles no le agrada Kim. Siempre que pasa por la caja, él frunce el ceño y no dice nada más que "¿Quieres algo más?". Kim no está segura si al cajero no le agrada la manera en que se ve, ya sea que dijo un comentario con el que no concordó en el pasado o si el problema se trata de otro tema totalmente diferente. A pesar de esto, ella decide saludarlo con una sonrisa y con una conversación cortés todos los días. Quizás algún día, él aprenderá a actuar de la misma forma.

5

Practica el makoto (la honestidad). Un samurái debía ser honesto en sus palabras y en sus acciones. El código bushido dictaba que siempre se debía decir la verdad, no se debía mentir intencionalmente y nunca se debía actuar intencionalmente de una manera para hacer trampa o engañar a una persona. Actuar de esta forma era demostrar respeto por las leyes de la naturaleza del universo y del cosmos, y nunca actuar de manera deshonesta. Por ello, el samurái debía actuar de esta forma.[3]

  • Un ejemplo moderno: después del trabajo, uno de los compañeros de trabajo de la oficina de Sandeep le dice que recibirá una llamada de su novia, a quien Sandeep ha conocido. Le pide a Sandeep que le diga que los dos fueron al bar de la localidad a beber anoche y se quedaron ahí hasta que se cerró. Sandeep, quien estuvo en casa con su familia, se disculpa y se rehúsa cortésmente. Su compañero se frustra, pero Sandeep no se rinde. Él no mentirá intencionalmente, en especial no para ayudar a alguien a salirse con la suya por un tema inmoral.

6

Practica el meiyo (el honor). Un samurái valoraba su honor por encima de casi todo, incluso algunas veces por encima de su vida. Los samuráis se esforzaban para que se les admirara y se les elogiara por su fortaleza, competencia y virtud. Normalmente, ser deshonrado no podía suceder ya que cuando se les ponía en una posición en la que se enfrentaban con un fracaso mayor (como perder su daimyo en una batalla importante), no era poco común que cometieran suicidio al hacer un seppuku (un ritual de destripamiento) para preservar su honor.[4] A pesar de que las prácticas como seppuku son muy extremas para el mundo moderno, las personas que quieran vivir como un samurái deben ser cuidadosas de la manera en que viven su vida afecta su honor y su reputación.

  • Un ejemplo moderno: cuando Isabella llega a casa de clases un día, encuentra una invitación a una fiesta de disfraces en una hermandad prestigiosa en la que ha tratado de hacer amigas. A pesar de que al principio se sintió encantada, sus esperanzas se estrellan cuando ve que las organizadoras de la fiesta han escogido una temática racista. A pesar de que se muere por participar en la comunidad griega de la universidad, decide faltar a la fiesta e ir a otra en una hermandad menos prestigiosa. Ella no querría que su reputación se manchara al asociarse con una situación sucia.

7

Practica el chugi (la lealtad). Los samuráis no eran nada más que personas fieles a sus señores, sus clanes y sus temas. Se esperaba que un samurái siguiera las órdenes de su daimyo con obediencia absoluta. Los samuráis incluso firmaban contratos de sangre con su daimyo, en los que juraban lealtad a todo el linaje de su señor.[5] Si bien es cierto que este tipo de lealtad extrema está fuera de lugar en la era moderna, sigue siendo posible practicar el chuugi al ceñirse a las personas en tu vida que te dan honor en los momentos de dificultad, como tus amigos, tus familiares y las personas que depende de ti.

  • Un ejemplo moderno: Tim y su hijo siempre han tenido una relación difícil. Cuando Tim trata de ayudar a su hijo a tomar las decisiones correctas en su vida, los dos siempre han terminado en una discusión alterada. Ahora, su hijo se casará con una mujer que a Tim no le agrada. A pesar de sus reservas extremas, Tim decide estar al lado de su hijo en su boda ya que es su hijo y lo amará sin importar lo que pase.
A pesar de que los samuráis son guerreros, no pelean a menos que absolutamente no tuvieran otra opción. Los samuráis verdaderos no utilizan su poder a la ligera.

FRASES DE YAMAMOTO TSUNETOMO


Biografía Yamamoto Tsunetomo
En 1668, con nueve años de edad, Yamamoto Tsunetomo comenzó a servirle a Nabeshima Mitsushige (1632-1700), tercer daimyo (soberano feudal) del clan Nabeshima durante el período Edo   (1603 ? 1867), conocido por la eliminación en el año 1660 del suicidio ritual (seppuku) en su feudo.

Durante treinta años se dedicó a su señor y a su clan, llegando a convertirse en un guerrero samurái altamente respetado.

En 1700, debido a la prohibición del suicidio ritual (seppuku), Yamamoto Tsunetomo no pudo optar por el suicidio tras la muerte de Nabeshima Mitsushige, y decidió retirarse a un monasterio budista cerca del castillo de Saga (Kyushu).

Entre 1700 y 1713, influenciado por el budismo y el confucianismo, escribe "Hagakure", un compendio de los ideales del samurái que se guardó en secreto en el clan Nabeshima durante dos siglos, hasta que finalmente se hizo público en la era Meiji (1868-1912).

Entre 1701 y 1703 tuvo lugar un evento llamado "leyenda de los 47 ronin" o "Incidente de Ako" y se convirtió en la leyenda más famosa del código de honor samurái (bushido).

La leyenda cuenta la historia de un grupo de 47 samuráis que se vieron obligados a convertirse en ronin (samurái sin señor) después de que su daimyo (señor feudal) se viera obligado a cometer el seppuku (suicidio ritual), por haber agredido a un alto funcionario judicial llamado Kira Kozukenosuke.

Los ronin idearon un plan para asesinar a Kozukenosuke y a toda su familia, hecho que consumaron un año después para luego entregarse a la justicia y ser sentenciados a cometer seppuku.

Este evento influenció notablemente a Yamamoto Tsunetomo, que pensaba que habían esperado demasiado para vengarse y además luego de consumar la venganza debían cometer seppuku y no continuar viviendo, algo deshonroso para un samurái.

Tras convertirse en monje, cambió su nombre por "Yamamoto Jocho".

 Frases de Yamamoto Tsunetomo
     La valentía es saber apretar los dientes.
      
      No debe tolerarse que se formen malos hábitos.
      
      La mejor actitud respecto a las palabras es no usarlas.
       
      Se dice que la suerte que os es dada por otros es la más segura.

Hace falta una mentalidad de esclavo para comer en el plato empezado por otra persona.

Poniendo a alguien voluntariamente en una situación embarazosa no se hace nada constructivo.

No se pueden llevar a cabo grandes hazañas cuando se está en una disposición anímica normal.

Lo que debe ser dicho debería serlo siempre de la manera más concisa, lógica y clara posible.
    
       Hay pocos problemas realmente importantes, solamente se presentan más de dos o tres en toda una existencia.

Es necesario saberse concentrar sobre una sola cosa. Todos los oficios deben ser ejercidos con concentración.

Cuando uno aprende a apreciar los puntos fuertes de los demás, cada persona puede volverse un maestro o en público.

Incluso si la casa, los muebles y todo el resto es destruido, no lo lamentaré porque son cosas que se pueden reemplazar.

El Samurái debe obrar sin dudar, sin confesar el más mínimo cansancio ni el más mínimo desánimo hasta concluir su tarea.
     
    Cuando se ataca, no se ha de despreciar esperar el buen momento. Esperando el buen momento no se debe olvidar el ataque.

Yo no conozco recetas para asegurar la victoria. Lo que yo sé es que hay que asir toda ocasión y no dejarla escapar jamás.

Es bueno enfrentarse con dificultades en la juventud porque el que no ha sufrido jamás no ha templado plenamente su carácter.

 La inteligencia no es más que saber conversar de unas cosas y otras con los demás, consiguiendo con ello una sabiduría infinita.
     
     Como dice el proverbio: "El pez no vive en el agua clara". Son las algas las que le permiten desarrollarse plenamente hasta su madurez.
    
(...) Es más bien malo ser siempre perfecto en todas las cosas, porque entonces se tiene tendencia a olvidar que podemos cometer errores.

El Samurái valiente no piensa en términos de victoria o derrota; combate fanáticamente hasta la muerte. Sólo de este modo realiza su destino.
   
Un hombre de origen modesto que logra cierto renombre y alcanza una posición social elevada, está dotado manifiestamente de cualidades sobresalientes.

Cuando un Samurái está constantemente dispuesto a morir, ha alcanzado la maestría de la Vía y puede dedicar, sin cesar, la vida entera al servicio de su señor.

Un hombre que ha recibido una buena educación puede camuflar, con su inteligencia y su elocuencia, su pusilanimidad o su estupidez, que son su verdadera naturaleza.

Una persona a la que consideráis amiga cuando todo te va bien, y que os da la espalda como un extraño en caso de enfermedad o de infortunio, no es más que un cobarde.

Una persona de poco conocimiento se da aires de sabio: es una cuestión de inexperiencia. 

Cuando se domina bien algo, no se destaca en nuestro comportamiento: una persona así es educada.

Es cierto que en todo arte es muy difícil aprender los puntos fuertes del maestro, pero en cambio, sus puntos débiles son imitados fácilmente. Estos no son, desde luego, de ninguna utilidad para sus discípulos.

Por esto un Samurái debe conocer sus debilidades y pasar su vida corrigiéndolas sin jamás tener el sentimiento de haber hecho ya lo suficiente. No debe, naturalmente, tener demasiada confianza pero tampoco sentirse inferior.

Ganar primero, combatir después, lo que dicho en dos palabras es ganar antes. La riqueza del tiempo de paz es permitir la preparación marcial para el tiempo de guerra. Con quinientos aliados, se puede derrotar a una fuerza enemiga.

Bushido es la aceptación total de la vida, vivir incluso cuando ya no tenemos deseos de vivir. Esto se logra sabiendo morir en cada instante de nuestra vida, viviendo el instante, el aquí y ahora, sumido en el eterno presente, en vez de abandonar el campo de batalla cotidiano.

La crítica sólo debe intervenir después de haber discernido si la persona la aceptará o no, después que uno se ha hecho amigo de ella, de haber compartido sus intereses y de haberse comportado de manera tal que nos concede su entera confianza para que tenga fe en nuestras palabras.

Reprender y corregir a alguien por sus errores es importante. Este acto esencialmente caritativo es la primera obligación del Samurái. Pero hay que esforzarse en hacerlo de la manera conveniente. En efecto, es fácil encontrar cualidades y defectos en la conducta del prójimo. También es igualmente fácil criticarlo.

Uno puede ser llamado en cualquier momento a librar una dura batalla; si se muere habiendo descuidado su pulcritud, se da muestra de una relajación general de las buenas costumbres y uno se expone al desprecio y al descuido del adversario. Esta es la razón por la cual los viejos y jóvenes Samuráis han aportado siempre un gran cuidado en su presentación.

Si deseáis perfeccionaros, la mejor manera de hacer es solicitar la opinión de los otros y buscar sus críticas. La mayor parte de las personas intentan perfeccionarse fiándose en su sola facultad de apreciación. El único resultado que consiguen es que no hacen progresos significativos...Los hombres que buscan las críticas de los demás son ya superiores a ellos.

La dignidad de un ser se mide por la impresión exterior que da. Hay dignidad en el esfuerzo y la asiduidad; en la serenidad y la discreción. Hay dignidad en la observación de las reglas y en la rectitud. También hay dignidad para apretar los dientes y mantener los ojos abiertos: todas estas actitudes son visibles desde el exterior. Lo que es capital es actuar siempre con dignidad y sinceridad.

Los jóvenes deben esforzarse en aumentar siempre su determinación y su valentía. Esto sólo podrá hacerse cuando la valentía esté enraizada en el corazón. Cuando el sable está roto, hay que atacar con las manos. Cuando las manos están amputadas, hay que servirse de los hombros. Cuando los hombros están cortados, hay que morder el cuello de diez o hasta de quince enemigos. Esto es realmente valentía.

Mientras yo iba reflexionando al caminar, se me ocurrió que los seres humanos son unas extraordinarias e inteligentes marionetas articuladas. Aunque estén suspendidos por hilos, pueden saltar, caminar, hablar. ¡Cuán magníficamente están concebidos! Pero de aquí al próximo festival budista, pueden morir y venirnos a visitar bajo forma de espíritus. ¡Qué existencia más vana! La gente siempre parece olvidarlo.

Existe lo que se llama la actitud durante la tormenta. Cuando uno es sorprendido por una repentina tormenta, se puede o bien correr lo más aprisa posible o bien colocarse rápidamente bajo los aleros de las casas que bordean el camino. De todos modos nos mojaremos. Si uno ya estuviera preparado mentalmente a la idea de estar mojado, se estaría a fin de cuentas muy poco contrariado con la llegada de la lluvia. Se puede aplicar este principio con provecho en todas las situaciones.

El lenguaje militar emplea los términos de "Samurái ilustrado" y de "Samurái ignorante". Un Samurái que ha esperado tenerse que enfrentar con situaciones difíciles para aprender a salir de ellas no es ilustrado. Un Samurái que se preocupa por adelantado de todas las situaciones y soluciones posibles, es sabio. Será por lo tanto capaz de hacerle frente con brillantez cuando la ocasión se presente. No importa lo que ocurra, un Samurái ilustrado es aquel que se preocupa de los detalles de la acción, antes de la hora.

El modo de crear tal modelo es imaginar cuál de los que están en torno a nosotros sabe cómo conformarse al protocolo, a la rectitud y a las conveniencias; cuál demuestra la mayor valentía; cuál es el más elocuente; cuál es aquél cuyo comportamiento es el más irreprochable; cuál es el más íntegro; cuál tiene el mayor espíritu de decisión en caso de crisis. A partir de todos estos elementos, es necesario imaginar un ser reuniendo todas estas cualidades. La síntesis constituirá un excelente modelo, digno de ser imitado.

 Resultado de imagen de citas de yamamoto


Temas sugeridos

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Sic transit gloria mundi

trucos blogger